martes, 26 de julio de 2011

Afterdark...

Él bebe lentamente su copa. La mira de reojo y sonríe para dentro.
Ella está de espaldas, ajena al mundo, liándose un pitillo mientras revisa como tiene la raya del ojo en el espejo tras la barra. Enciende el cigarro y da un trago a su vaso, probablemente un gin-tonic.

Decide observarla a través del espejo, intentando que no se crucen sus miradas... ella sostiene el cigarro entre el dedo índice y el corazón, con el codo apoyado en la barra y la muñeca girada noventa grados. Suelta el humo y en la penumbra del bar se recrea esa silueta tan espectacularmente sensual y atractiva.
Quiere dejar de mirarla pero no puede. Sus ojos le han cautivado, y mientras intenta definir cada parte de su cuerpo, se pregunta como olerá su pelo, y si su voz será una extensión del tremendo erotismo que desprende.

- ¿Qué pasa loco?- dice ella mirando al espejo con aire juguetón.

Él aparta la mirada y finge no sorprenderse mucho, le da un trago rápido a su copa y se gira hacia ella, hablándole directamente.

- Nada, me gusta como fumas.-
Ella sonríe - ¿Quieres uno?-
- No, gracias

Se hace un silencio mientras ella da una calada, mirando hacia otra parte.

- He quedado con una amiga...
- Pues no parece muy puntual
- En realidad es mi psicóloga
- ¿Quedas con tu psicóloga en un bar?
- Vale, es mi amiga.
- Sigue sin parecerme puntual.
- Tampoco llevo tanto tiempo esperándo, ¿no?

Él mira su reloj...

- Exactamente 18 minutos 24 segundos. Te has fumado dos cigarros fuera, peleándote con el viento para que no te levantara la falda (muy bonita, por cierto), luego has entrado al bar hablando por teléfono, has pedido tu copa y te has sentado en silencio a esperar...

Ella sonríe en silencio unos segundos...

- No está bien observar así a la gente...
- Tú has preguntado...
- ¿Así que te gusta mi falda?
- Me gusta tu falda.

Se ajusta en su taburete mirando la falda, mientras da otra calada, vuelve a disparar su mirada juguetona.

- ¿Qué más te gusta?

Él acepta el desafío y la mira fijamente, arqueando una ceja...

- Podría decirte miles de cosas, pero no con tan poco alcohol en nuestros vasos.

Ella mira al camarero y le hace un gesto diciendo "otra".

- No he quedado con nadie, así que dispara.- Dice ella.
- Mentira, has quedado con tu psicóloga.
- Te he dicho que es mi amiga.
- Tu amiga, vale.
- De todas formas no parece muy puntual...

Él sonríe. Aguanta los segundos de silencio, mientras tanto el camarero trae las bebidas, y ambos brindan haciendo un ligero gesto.
No sabe qué decir, así que mira de reojo hacia la calle...

- Ha empezado a llover.

Ella se gira para comprobarlo. Acto seguido se levanta, abriendo su bolso y pone suficiente dinero en la barra como para pagar todas las bebidas. Después se despide y camina directa hacia la puerta.
Él la observa detalladamente... la forma de andar, el pelo en sus hombros, el vaivén de la falda, sus muslos... se siente incapaz de reaccionar por un segundo.

Al llegar a la puerta ella se gira y dice:

- ¡Vamos! Me he cansado de esperar.

Él se gira hacia el camarero, pero éste ya ha retirado el dinero... -chica lista- piensa. Da un último trago a su copa y deja una generosa propina.

Sale del bar y se la encuentra parada, en mitad de la calle, mojándose. Intenta encontrar palabras para describir la belleza de esta imagen, pero no puede hacer otra cosa sino contemplarla... se acerca a ella y le pregunta:

- ¿Qué quieres hacer?
- Todo - responde ella.

Y comienza a caminar...