No muy alta, pero tampoco paticorta. Con porte alazano y muslos cautivadores dignos de su sangre extremeña.
Camina no muy femenina, pero sí lo es su vestimenta. Ama las faldas y los shorts. Y por un lado o por otro siempre destila cierto toque pin-up.
Su pelo es rubio, y su mirada, desarma a la gente. La saludan en todos los bares donde sólo hombres de dudosa categoría que se llamen "Paco", "Manolo" o "Casto" pueden entrar.
Sus ojos azules y su piel blanquita le dan ese porte ario que tanto habría gustado a determinado líder alemán.
Saluda siempre desde lejos, porque aunque lleva años en la ciudad, lo del pueblo no se pierde.
Desayuna cerveza a menudo. Con un sandwich mixto de ese antro tan querido de la calle pez, su favorito según dice. Y siempre tiene alguna historia con qué acompañarlo. Colecciona novios guapos. Y llora unas 11 veces a la semana.
Se enfada con mirarla, y se le pasa mirándola otra vez.
Ama el teatro. Ama la ciudad. Le gusta leer y las viñetas de Milo Manara. Montar en bici, preparar tappers, la pizza del mastropiero, controlarlo todo y acostarse pronto.
No la busques en la noche. Ella tiene que dormir.
Y para contradecir todo prejuicio basado en el color de su pelo, es ingeniera. Ni un pelo de tonta. Y regaña como las madres.
Por si fuera poco, escucha mejor que nadie.
Y esta noche, en mi hiriente soledad, te brindo con un chupito de cachaça. Por ti, rubia.
¡Que los bares nos encuentren pronto!
Camina no muy femenina, pero sí lo es su vestimenta. Ama las faldas y los shorts. Y por un lado o por otro siempre destila cierto toque pin-up.
Su pelo es rubio, y su mirada, desarma a la gente. La saludan en todos los bares donde sólo hombres de dudosa categoría que se llamen "Paco", "Manolo" o "Casto" pueden entrar.
Sus ojos azules y su piel blanquita le dan ese porte ario que tanto habría gustado a determinado líder alemán.
Saluda siempre desde lejos, porque aunque lleva años en la ciudad, lo del pueblo no se pierde.
Desayuna cerveza a menudo. Con un sandwich mixto de ese antro tan querido de la calle pez, su favorito según dice. Y siempre tiene alguna historia con qué acompañarlo. Colecciona novios guapos. Y llora unas 11 veces a la semana.
Se enfada con mirarla, y se le pasa mirándola otra vez.
Ama el teatro. Ama la ciudad. Le gusta leer y las viñetas de Milo Manara. Montar en bici, preparar tappers, la pizza del mastropiero, controlarlo todo y acostarse pronto.
No la busques en la noche. Ella tiene que dormir.
Y para contradecir todo prejuicio basado en el color de su pelo, es ingeniera. Ni un pelo de tonta. Y regaña como las madres.
Por si fuera poco, escucha mejor que nadie.
Y esta noche, en mi hiriente soledad, te brindo con un chupito de cachaça. Por ti, rubia.
¡Que los bares nos encuentren pronto!
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