Al principio pensé que no las cambiaría nunca. Trataba de no acercarme a aquello que consideraba "tu lado", ese lugar donde sólo alguien que ha recorrido minuciosamente cada centímetro de ti, podría distinguir de alguna manera tu forma.
Pero eso era lo de menos, lo que embriagaba era que aún perduraba tu olor. Después de tantos días, ahí seguía latente y triste, evadiéndose poco a poco, como un vaso de agua que se evapora y espera ansiosamente ser rellenado de nuevo.
Después el olor fue neutro, vacío, o quizá era el mío propio por hundir mi cara tantas horas absorbiendo lo que parecía ser lo último que me quedaba de ti.
Por último creo que solo eran trozos de tela sucios implorando ser cambiados. Pero de alguna manera me negaba. No porque los necesitara, no por como olían. Simplemente era una forma de aceptar que ya no estabas. Allí nos forjamos, allí nos fundimos, y allí me encontraba yo dándole importancia a una puta sábana. Supongo que una estúpida manía de magnificar todo cuando la nostalgia te invade.
Al final las cambié, y no solo eso, los muebles el piso, la vida.
Y en realidad nada cambió.
Vuelvo a la melancolía de la noche y alguna vez me he sorprendido buscando tu esencia, en ninguna parte porque ya no existe. Dejó de existir.
¿Cómo buscarte en un sitio en el que nunca has estado?
Dejando de existir.
Pero eso era lo de menos, lo que embriagaba era que aún perduraba tu olor. Después de tantos días, ahí seguía latente y triste, evadiéndose poco a poco, como un vaso de agua que se evapora y espera ansiosamente ser rellenado de nuevo.
Después el olor fue neutro, vacío, o quizá era el mío propio por hundir mi cara tantas horas absorbiendo lo que parecía ser lo último que me quedaba de ti.
Por último creo que solo eran trozos de tela sucios implorando ser cambiados. Pero de alguna manera me negaba. No porque los necesitara, no por como olían. Simplemente era una forma de aceptar que ya no estabas. Allí nos forjamos, allí nos fundimos, y allí me encontraba yo dándole importancia a una puta sábana. Supongo que una estúpida manía de magnificar todo cuando la nostalgia te invade.
Al final las cambié, y no solo eso, los muebles el piso, la vida.
Y en realidad nada cambió.
Vuelvo a la melancolía de la noche y alguna vez me he sorprendido buscando tu esencia, en ninguna parte porque ya no existe. Dejó de existir.
¿Cómo buscarte en un sitio en el que nunca has estado?
Dejando de existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario